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Los candidatos a concejales del Frente Justicialista, Roberto SukermanNorma López y Fernando Rosúa, se reunieron con integrantes del Observatorio Social del Transporte, entidad coordinada por el edil Eduardo Toniolli, y analizaron su último informe sobre el estado del transporte público de la ciudad.

El informe incluye un balance de los dos años de trabajo del Observatorio, reseñando diversas denuncias realizadas sobre incumplimientos de frecuencias, cese de servicios nocturnos, baja de la velocidad comercial, entre otros aspectos que hacen una prestación deficiente del servicio.

Asimismo, contiene los resultados de una encuesta realizada por el Centro de Mediciones sobre Opinión Pública (CEMOP) la semana pasada. De dicha encuesta se desprende que el 40% de los usuarios señala como principal deficiencia la falta de frecuencias, y el 28% el hacinamiento en las unidades de colectivos.

«El mal funcionamiento del transporte no es culpa de Macri ni de Cristina, es de Mónica Fein. Siempre fuimos muy críticos de la forma en que el socialismo gestiona el sistema de transporte», afirmó Roberto Sukerman, cabeza de lista del Frente Justicialista, y señaló que «cualquiera que viva por fuera del macrocentro de Rosario sabe que el servicio es muy malo. Valoramos los informes que realiza periódicamente el Observatorio, porque permite acercar al usuario datos empíricos sistematizados que el Municipio suele ocultar”.

Por su parte, Norma López, se refirió al nuevo pliego del transporte, que entra en vigencia el año próximo: «Hasta ahora teníamos una tarifa plana, donde los sectores que vivían por fuera del centro de la ciudad pagaban lo mismo que los que vivían en el casco céntrico. En este aspecto era un sistema solidario. Con el nuevo pliego no sabemos cómo serán los nuevos montos».

A su turno, Fernando Rosúa sostuvo que «el nuevo sistema repite el mismo vicio del actual, que es la inclusión de empresas privadas que buscan la rentabilidad en un rubro que no es rentable»,  agregó que “el Municipio le termina permitiendo al prestador privado que incumpla las frecuencias y no preste servicios nocturnos, para poder ajustar sus expectativas de ganancias por esa vía”, y consideró que al tratarse de un servicio público «su prestación debería estar en manos del Estado, que garantice el buen funcionamiento por sobre la ganancia».