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La diputada nacional Lucila De Ponti y el concejal Eduardo Toniolli presentaron -en una intervención callejera con la que graficaron con productos de la canasta básica lo que se podía comprar con $500 en 2016 y en 2018- un nuevo relevamiento de precios, y conversaron con vecinos acerca de la difícil situación económica que padecen los trabajadores. El estudio se realizó en el mes de diciembre, midiendo el consumo en barrios representativos como Casiano Casas, La Sexta, La Lagunita y Mangrullo, y arrojó un costo de vida de $28.148, y una canasta básica alimentaria de $11.414.

«Los precios de los alimentos no paran de subir, llenar el changuito cada vez cuesta más y los ingresos de las familias corren siempre por detrás», explicó Lucila De Ponti, y agregó: «El costo de vida de las familias rosarinas aumento un 78% en estos dos años, y la inmensa mayoría no tuvo un aumento de ingresos similar a ese. En estos dos años, el arroz aumentó 200%, el kilo de harina 106%, la yerba mate 72%, la papa 142%, la mayonesa 236%».

Por su parte Toniolli responsabilizó al gobierno nacional por “la inflación galopante”, señaló que “comer se volvió un lujo y dejó de ser un derecho”, y afirmó que “llegó la hora de terminar con este atropello, y defender la mesa de los rosarinos». “Venimos planteando que es posible generar mecanismos alternativos de comercialización desde el Estado local, que permitan –por ejemplo- acceder a la producción del enorme cordón fruti-hortícola que rodea a nuestra ciudad, a precios accesibles”, concluyó el edil justicialista.

El estudio focaliza la atención en los sectores populares de Rosario, exponiendo la realidad que viven los vecinos y vecinas de nuestra ciudad, tomando como referencia una canasta de alimentos pensada para este sector, a diferencia del INDEC que toma una canasta pensada para la clase media y releva precios en el Gran Buenos Aires.