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El concejal Eduardo Toniolli participó de una asamblea de vecinos del barrio Mangrullo, en el extremo sur de la ciudad, con el objetivo de plasmar una serie de reclamos al Municipio, de cara a la propuesta de urbanización de la zona. El encuentro se realizó en las instalaciones de Casa Pueblo, institución social orientada a la prevención de adicciones enclavada en el Bajo Saladillo.

«En función del abandono del que fue víctima históricamente el Mangrullo, ya hemos adelantado nuestro acompañamiento al requerimiento de la Intendenta a Nación, para lograr su aval para la obtención de un crédito en algún banco de fomento internacional», señaló el edil justicialista, y agregó: «cuando el año pasado nos opusimos a la propuesta de endeudamiento municipal que planteó Fein (por los riesgos que entrañaba para el Estado local una operación de colocación de bonos en el mercado de capitales, y porque no había ninguna garantía de que los recursos obtenidos iban a parar efectivamente a obras), propusimos esta otra vía, la que se adoptó en su momento para construir el nuevo HECA y los grandes accesos».

Luego de la reunión, Sergio Krapacher – vecino del barrio – dio cuenta del tono del encuentro: «Hay un moderado optimismo, en la medida de que hemos sido postergados durante décadas, y vemos cómo se abre una oportunidad de reparación», aunque agregó: «no queremos solamente sentarnos a esperar a ver qué pasa, llevamos varias generaciones viviendo en el Mangrullo, sabemos cuáles son las necesidades del barrio, y pretendemos participar de las decisiones y de la discusión de cómo se van a utilizar los recursos, para que no se malgasten, y para que una obra tan esperada no se haga a espaldas de la ciudadanía, sin tener en cuenta el conocimiento que nos da la experiencia de una vida transcurrida acá».

En ese marco, los vecinos relevaron distintas obras menores necesarias y complementarias del proyecto de urbanización, que van a ser reclamadas ante las autoridades municipales, junto al planteo de pronta resolución de dos problemáticas nunca resueltas en el barrio: la falta de acceso al agua potable, y la proliferación de roedores.